top of page

POSIBLE PRESENCIA EGIPCIA EN CHILE “La Casa Pintada de Tinguiririca”


Saludo a todos y gracias por leer este informe que lo dedico a registros extraños encontrados en el camino a termas del Flaco, a unos 46 kilómetros de San Fernando, en un lugar llamado la huertecilla por los arrieros.

Para mucho quizás suene a fantasía y no como algo histórico, pero lo que quiero expresar y plasmas es la recopilación bibliografía e histórica de un descubrimiento de registros egipcios en nuestro país, exactamente cerca de San Fernando. Este hecho lo voy a ir detallando paso a paso en esta publicación agregando mi punto de vista.

Para esto nos remontamos al año 1885 cuando el naturalista alemán Karl Stolp, residente en Chile, recorría el Cajón del Tinguiririca cuando fue sorprendido por una fuerte tormenta de nieve que lo obligo a buscar refugio, lo hizo dentro de una gruta natural que él pudo encontrar. Al estar posicionado dentro de esta gruta que había encontrado pudo percatar que este lugar en sus paredes tenía presencia de extrañas figuras y símbolos que él no reconocía pintados de color rojo, negro y blanco, asumiendo que correspondería a arte rupestre de habitantes de ese lugar años atrás. Además, dentro de la caverna encontró vestigio de 5 osamentas en la cual, las condiciones que se encontraban se desintegraron por el tiempo de exposición y por la cubierta de mas de 30 centímetros de polvo que contaba dicha caverna, regalando una de estas calaveras al Museo Nacional Chileno y publicando esta excursión en la revista de la Sociedad Científica Alemana en Chile.

Años mas tarde en 1975, el epigrafista neozelandés Barry Fell hallo la publicación del naturalista Karl Stolp y las reproducciones de las inscripciones principales de esta cueva, constatando que pertenecían a la misma expedición que realizo en Nueva Guinea, traduciéndolas:

“Limite sur de la costa alcanzada por Mawi. Esta región es el límite sur de la tierra montañosa que el comandante reclama, mediante proclamación escrita en esta tierra triunfante. A este límite sur llegó la flotilla de barcos. El navegante reclama esta tierra para el Rey de Egipto, para su Reina y para su noble Hijo, comprendiendo un curso de 4000 millas escarpado, poderoso, montañoso, levantado en lo alto. Agosto, día 5 del año 16 del Rey”.

En aquella fecha, el faraón era Tolomeo III Evergetes, la reina era Berenice II de Libia, y el hijo e] futuro faraón Tolomeo IV Philopator. La lengua era la de Libia, emparentada con el egipcio antiguo y el maori antìguo, y la escritura libìa se utilizó en Nueva Zelandia hasta el siglo XV. La larga experiencia del epigrafista Fell en la traducción de litoglifos libios y maorís asegura la seriedad de la traducción que ofrece.

Barry Fell, fundador de la Epigraphic Society, demostró, por litógrafos hallados en Polinesia, que una flota libia al mando de Rata y Mawi había penetrado en el océano Pacifico en el año 232 a.C. Fell tradujo las inscripciones dejadas por estos libios en Nueva Guinea, y animó a los participantes a buscar inscripciones en la misma lengua en otras islas del Pacifico.

La "refutación" de la interpretación de Fell fue firmada por el director del Departamento de Ciencias antropológicas y arqueológicas de la Universidad de Chile, quien afirmó que "estas pictografías o pinturas rupestres no corresponden a ningún tipo de escritura, ni líbica, ni menos pueden traducirse". Agregó que, si los especialistas norteamericanos desean postular la presencia de egipcios en Chile, deben apoyarse en otros tipos de evidencias. Y que confundir los dibujos pintados con escrituras, es un error inaceptable.

El asunto se dio por finalizado en Chile. Pero la identificación por el mismo Fell de litógrafos egipcios en Iowa, y del origen egipcio de los jeroglifos Micmac, imponen una revisión de todo lo relativo a los descubrimientos, o por lo menos a los viajes, por el Pacifico, de los egipcios, cuya influencia en América ya ha sido comprobada por los estudios de Ibarra Grasso, Heinke Sudhoff, y otros antropólogos y arqueólogos.

Las pinturas de la cueva ya habían sido registradas en febrero de 1861 por el científico polaco Ignacio Domeyko. En 1906 el sitio fue parcialmente destruido por un terremoto.

COMO DATO APARTE:

Incluyo la traducción textual de Stolp en la Revista de la Sociedad científica de Santiago de Chile), vol.2, 1889-1893, pp-35-37”, publicado en Valparaíso.

“Como yo había cruzado la cadena montañosa “El Cajón” en 1885, fui forzado por una repentina nevazón a buscar refugio entre unos acantilados en un barranco. Dejando nuestros caballos detrás, en el valle, miré por un refugio con mi gente, en una caverna al sur de la pendiente del barranco, localizado a 2000 pies del valle, la caverna es muy difícil alcanzarla y es, por lo tanto, rara vez visitada por los nativos, y especialmente evitada por ellos, porque signos secreto y espíritus han dicho estar presentes ahí. Leyendas que eran mantenidas por los arrieros que vivían en las cercanías.

El mal tiempo me obligó, sin embargo, a visitar la caverna a pesar de su mala ubicación, signos y espíritus me solicitaban salir de esto.

Como había dicho, esto era inaccesible, con abruptos acantilados desapareciendo debajo de esto y un abrupto acantilado creciente por encima. La caverna estaba completamente seca todo el tiempo como el polvo profundo.

Inusuales signos que inmediatamente despertaron la curiosidad de un visitante; exhibidos en varias paredes lisas. Pero no solo en las paredes, también en la cara por encima de los acantilados, donde había varios signos para ver.

Esto es incomprensible, como los signos afuera de la caverna podían estar pintados, porque ellos estaban localizados en un lugar donde incluso con una escalera no se podía llegar a ellos, porque estaban por encima de un acantilado, y desde arriba era aún más inaccesible. La única posibilidad era que, en ese momento, debajo de los acantilados pintados, había otros acantilados, que podrían tener pintados los signos que desde eso se fracturaron y hundieron en el barranco.

Como he mencionado. La caverna estaba llena con polvo seco que en promedio fue un metro de profundidad.

Teniendo la caverna más cerca, removí el polvo y encontré en el fondo siete esqueletos humanos. Cinco de los cráneos parecían ser hombres, y dos mujeres. Le di la mejor muestra al Dr. Phillips para el museo local nacional. Algunos de los esqueletos eran tan frágiles que se deshicieron en mis manos.

El ángulo facial de los cráneos estaba la mitad, el 75% y el espesor de la cubierta del cráneo, la frente y el hueso parietal era de un centímetro.

El siguiente de los esqueletos estaba cruelmente tejido de “Quillay”, no de lana, y algunas joyas de conchas.

Los inusuales signos que cubrían las piedras y las paredes de la cueva fueron ejecutados en colores rojos, negro y blanco.

El análisis químico revelaba que el rojo, así como el color negro, estaba compuesto de rojo de arcilla rica en hierro, y el blanco era hecho de caolín o ceniza.

La pregunta que surgió ¿Son esos signos de indios originarios o no?

A primera vista uno debería pensar que los signos vienen de las pirámides de la tierra y algunos han advertido por la decoración de las paredes de la caverna que son ellos. Pero ¿Para qué? Mas encima ¿por qué en tal inaccesible lugar?

¿Por qué debería el artista querer pintar sus signos en el cuello de esos lugares? ¿Qué uno podría sólo descansar hoy día con especiales andamios?

El lugar es tan inaccesible que yo no podría encontrar un lugar para poner mí cámara.

Los signos podían sólo haber estado pintados para una posición de tierra firme.

Debe haber estado firma a tierra al frente de la fachada del acantilado cuando los signos fueron hechos, y esa tierra firme más tarde se debe haber hundido en un abismo varios cientos de años atrás, porque crecieron en el barranco varios enormes cipreses y árboles de jabón (Quillaja Saponaria o Quillayes que son arboles nativos de la zona) de avanzada edad que han estado claramente dañados o destruidos por movimientos de la tierra.

Los esqueletos, junto con las joyas de concha y un tejido permiten suponer que los esqueletos eran muy viejos, por lo menos cientos de años espera.

Desde su construcción, los cráneos sólo podrían haber pertenecido a la raza muy inteligente de los hombres, probablemente los antepasados de nuestros araucanos (Chile y el oeste Argentina).

Los cráneos y otros huesos muchos mostraban signos de herida había cicatrizado.

Desde su aparición, los signos se hicieron con los dedos de color o minerales que procedía de otro lugar, y se utiliza aquí.

En mi opinión, en vista de la ubicación y las condiciones en las que he encontrado estos signos, estos eran de origen canta indios, aunque su forma inusual se acordó de los egipcios antiguos en lugar de los araucanos.”

Hoy el lugar se encuentra desprotegido, con difícil acceso, además que variados coleccionistas han dinamitado el lugar para hacerse de su propiedad (me refiero a partes donde aparecen las inscripciones) dañando definitivamente este lugar arqueológico impidiendo futuros estudios.

En lo personal este tipo de hallazgos podrían haber sido investigados mas en profundidad, pero dentro del circulo científico refutaría el aparecimiento del hombre en Sudamérica y contradecir a los libros de historia de quien pudo haber descubierto Chile, ahora esto pasa a formar parte de una de tantas teorías des descubrimiento o primeras civilizaciones que pudieron pisar nuestro territorio nacional en la antigüedad.

Magazine Indianische Zeichen aus der Cordillera Chile 1889 PP 35-37


SIGUENOS
  • Icono social de iTunes
  • Twitter Basic Black
  • Facebook Basic Black
ACÁ ESTAN MIS PUBLICACIONES
bottom of page